La sociedad de nuestro tiempo está siendo manipulada, engañada y torturada por la publicidad, ésta está tomando una importancia demasiado grande en estos tiempos de materialismo y consumismo, absurdos y excesivos, transmitiéndonos valores falsos, ambiguos y execrables.
La belleza es el valor que más me irrita de los difundidos por estos medios, ¿por qué la felicidad de la humanidad debe residir siempre en la belleza? Es absurdo, la felicidad de un individuo debe residir esencialmente en el trabajo, en la familia, en la libertad y en el ocio ocasional. Unos productos superfluos, que solo sirven para desfigurar y mutilar la belleza natural del ser humano, no traen felicidad, traen gastos y provocan inseguridad.
Los anuncios de alimentos insanos (chocolates, galletas, etc.) me enfurecen de la misma manera. ¿Cómo podemos comprar tales productos perjudiciales para nuestra salud? La respuesta es sencilla, la publicidad nos incita a ello, ésta nos muestra imágenes atractivas, recomendaciones falsas de médicos y/o expertos en la materia, todo para enriquecer materialmente a empresas.
Por lo tanto solo puedo decir que no estoy indignado, estoy furioso, rabioso.
Antonio